En el Perú hay obras que riegan los campos. Y hay otras que riegan sospechas. En el distrito de Quillo-Yungay- Áncash, una obra de riego de casi dos millones de soles acaba de ser anulada por el Tribunal de Contrataciones del Estado. ¿La razón? Presunto favoritismo. Otra vez.
La Municipalidad Distrital de Quillo, bajo la gestión del alcalde Rodrigo Huerta Quiroz, había adjudicado la buena pro al Consorcio Cullashirca integrado por las empresas CINVEC S.A.C. y ECCARE S.A.C, para ejecutar el “Mejoramiento del servicio de provisión de agua para riego en el canal Cullashirca del caserío de Cuntip Alto”. Todo parecía avanzar como agua de canal, hasta que una empresa excluida —Topomarks E.I.R.L.— decidió no quedarse callada y apeló. La razón: su oferta fue desechada por tener partidas “por debajo del 90 % del presupuesto”. Un criterio que, curiosamente, no estaba en las bases. Ni en la ley. Ni en ningún lado.
Pero Quillo es Quillo, y aquí las reglas parecen fluir según la corriente. El comité de selección, en lugar de evaluar con objetividad, improvisó un criterio para descartar a quien, posiblemente, incomodaba. Así, la buena pro fue entregada el 21 de febrero al consorcio formado por CINVEC S.A.C. y ECCARE S.A.C., empresas de esas que aparecen en cuanto proyecto público huele a dinero fresco.
El Tribunal de Contrataciones, sin embargo, no se tragó el cuento. Detectó que el comité no solo excluyó sin fundamento técnico, sino que tampoco evaluó correctamente los requisitos de calificación del postor apelante. Por si fuera poco, en medio del proceso de apelación, el mismo comité confesó la existencia de vicios de nulidad. Blanco y en botella.
Finalmente, la Resolución N.° 02379-2025-TCE-S2 del Tribunal resolvió revocar la buena pro otorgada al Consorcio Cullashirca, dejando sin efecto los resultados del proceso y ordenando su revisión conforme a ley.
