KOKI, EL ‘PAYASO’ DEL HATUN ANCASH

Cuando Koki Noriega asumió la gobernación regional en 2023, lanzó con bombos y platillos el programa Hatun Áncash, que presentó como la “bandera de su gestión”. La idea: un mecanismo especial para financiar obras en cada rincón del departamento, sin distinción política. Era, según Noriega, la manera de que los alcaldes distritales y provinciales recibieran un trato justo después de años de centralismo huaracino.
Historia de un programa con ambición… y grietas
Desde su inicio en 2023, el Hatun Áncash buscó ser el símbolo de la descentralización regional:


Hatun Áncash I (2023): Aprobado el 29 de marzo de 2023, autorizó S/ 100.07 millones, de los cuales S/ 83.95 millones fueron para obras (14 proyectos) y S/ 16.13 millones para 108 expedientes técnicos. Benefició a distritos en decenas de provincias.
Hatun Áncash II (2023): Aprobado el 8 de septiembre, sumó S/ 245.76 millones (46 obras con S/ 229 millones y 93 expedientes técnicos con S/ 16.7 millones). Un despliegue ambicioso.
Hatun Áncash III (2024): Aprobado el 5 de septiembre, destinó S/ 68.7 millones a 7 proyectos, todos validados por Contraloría antes de firmar convenios, como dijo el GORE.
El GORE estimó en 2024 que la ejecución acumulada de I y II superó S/ 320 millones y llegó a más de 560 000 ancashinos, algo que debería ser noticia… si los recursos se hubieran ejecutado sin grietas.
El Hatun IV: la grieta en la bandera
El problema estalló cuando la Comisión de Infraestructura del Consejo Regional —liderada por los consejeros Rocío Cochachín, Edson Villanueva y Karen Lázaro— decidió no elevar el dictamen a pleno. Alegaron que muchas de las 19 obras carecían de información completa; en algunos casos, ni siquiera contarían con el expediente técnico completo, además de vulnerar la directiva que impedía beneficiar nuevamente a municipios ya favorecidos, como denunciaron los alcaldes. “Esto no es un error administrativo, es una vulneración grave que apunta a la corrupción”, dijo Cochachín con tono alarmante.


La reacción del Ejecutivo: retroceder para no ceder
El GORE respondió acusando a los consejeros de «obstaculizar» el proceso y “sustentar su decisión en argumentos falsos de supuestas irregularidades”. Luego, en un giro autoritario, anunció el retiro de los expedientes y pidió el acta de la comisión para remitirla a las “autoridades competentes”. En otras palabras, suspendió los financiamientos y volcó la pelota hacia los alcaldes: “…les invoca a gestionar otras alternativas de financiamiento”.


Lo que está en juego
El Hatun ya no es símbolo de descentralización, sino de presuntos actos de favoritismos, expedientes fantasmas e improvisación. La bandera de Noriega se volvió un estandarte agujereado.
Y mientras Áncash espera obras que no llegan, Koki Noriega sonríe en fotos y afiches como flamante presidente de la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales (ANGR). La imagen es elocuente: más enfocado en su escalada política hacia Lima que en cumplir la promesa con su región.
El Hatun se hunde en Áncash, pero Koki ya busca otro escenario donde seguir haciendo de payaso.

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