Informe de Contraloría revela deficiencias estructurales y operativas que ponen en riesgo la salud pública del caserío Pumarranra, en Yungay
La Municipalidad Distrital de Mancos entregó y dio por concluida una obra de saneamiento básico valorizada en más de S/ 7.4 millones —financiada por el programa Hatun del Gobierno Regional de Áncash—, pero en los hechos, el proyecto solo funciona en el papel. Un reciente informe de la Contraloría General de la República ha revelado una serie de deficiencias técnicas y operativas que no solo inutilizan el sistema, sino que también exponen a la población del caserío de Pumarranra a serios riesgos sanitarios.
El Informe de Control Concurrente N.º 007-2025-OCI/0346-SCC, elaborado por el Órgano de Control Institucional (OCI) de la Municipalidad Provincial de Yungay, describe una obra con serias falencias en sus tres componentes principales: el sistema de agua potable, el alcantarillado y las unidades básicas de saneamiento (UBS), pese a que fue recepcionada con un certificado de conformidad técnica.

AGUA SIN DESINFECCIÓN Y RESERVORIOS DEFECTUOSOS
El informe señala que el reservorio ejecutado no permite una correcta evacuación de sedimentos ni una limpieza eficaz. Peor aún, el sistema de cloración —clave para garantizar agua segura— presenta fugas y está fuera de funcionamiento, por lo que la población estaría consumiendo agua sin desinfección alguna.
PLANTAS COLAPSADAS Y AFECTACIÓN AGRÍCOLA
Las plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) muestran grietas visibles, pintura deteriorada y daños estructurales a causa de deslizamientos de material. En la PTAR N.º 3, el abandono de material excedente y grava ha afectado incluso terrenos agrícolas colindantes, lo que agrava el impacto negativo de la obra.
UBS INUTILIZABLES Y DEFECTOS GRAVES DE CONSTRUCCIÓN
Las llamadas Unidades Básicas de Saneamiento no cumplen con su función. La Contraloría halló instalaciones mal ejecutadas, uso indebido de tuberías no aptas para conexiones eléctricas, pozos sépticos colapsados, filtraciones y lavaderos agrietados. En varios casos, los biodigestores no pueden siquiera abrirse para mantenimiento debido a errores de diseño.
UNA ENTREGA APRESURADA Y SOSPECHOSA
A pesar de todas estas fallas, el comité de recepción de la obra declaró su culminación y operatividad sin mayor reparo. La Contraloría ha dado un plazo de cinco días hábiles para que la Municipalidad de Mancos responda a estas observaciones, pero en Pumarranra la comunidad exige más que trámites administrativos: quiere explicaciones claras, responsables identificados y soluciones concretas.
Porque una obra pública que no garantiza ni agua potable ni condiciones sanitarias mínimas no es un avance, es una amenaza.
